lunes, 30 de enero de 2012

Los clásicos de verano, las formas de ver el fútbol y los medios

Ya pasaron los clásicos de verano entre River y Boca; y a pesar del difícil momento que vive el equipo de Núñez no se produjeron incidentes, tomando en cuenta las gastadas de los hinchas xeneices y (aunque parezca increíble), hasta de periodistas deportivos que ya parecen barra bravas. A veces da la sensación de que les pidieran carnet antiriver antes de ingresar a Torneos y Competencias.

Los superclásicos dejaron muchas cosas para analizar.

Antes de que se jugaran los partidos se hablaba o se suponía una clara y marcada diferencia entre los equipos que militan en la B Nacional y los de Primera división lo que no se evidenció en ningún momento durante los encuentros. No obstante, el resultado tanto en el primer partido disputado en Chaco como en la revancha realizada en Mendoza, estuvo a favor del equipo de Boca Juniors, actual campeón invicto de la liga de la máxima categoría.

Por su parte, las estrategias de juego planteadas por uno y otro combinado dejaron claramente expresadas dos visiones de juego; una ejecutada a la perfección con características defensivas y un contragolpe letal (Boca) y otra que dominó el juego pero que falló en las 2 áreas ya sea intentando defender o atacar para convertir (River). Sin dudas que, hay que recordar en éste análisis lo ocurrido con el Chori Domínguez en el primer desafío quien perdió el control por la actitud del árbitro de amonestarlo; lo que plantea un nuevo debate para nuestro fútbol. “Cuidamos a los habilidosos o propiciamos el fútbol chato”. Es decir, si bien es cierto que Domínguez tuvo una actitud cuestionable en la recriminación hacia el juez del encuentro, también es real que es un jugador al cual se le pega mucho y los árbitros argentinos se han vuelto bastante permisivos con sus decisiones. No obstante, los medios de comunicación hicieron foco en lo superficial sin hablar de lo realmente importante para crecer futbolísticamente. El discurso y el cliché “sanción ejemplificadora”; se han vuelto una expresión habitual en los periodistas deportivos de nuestro país cada vez que River tiene alguna situación comprometida.

Entonces llega el momento de preguntarse algo que no figura en las proposiciones mediáticas: “¿A que queremos jugar, a lo River o a lo Boca?”. En cambio, se habla de la efectividad lograda por el actual campeón invicto y se evita repreguntarse por esa cuestión pero, conociendo el juego latinoamericano, las influencias del “Jogo bonito” y los hombres de buen pie que a través de la historia han pasado por nuestro fútbol argentino y sus diferentes clubes, cabe introducirnos en esa polémica; ¿queremos un fútbol efectivo aunque se trate de un planteo lineal, repetitivo, plagado de pelotazos, desbordes y centros permanentes en donde prevalezca el planteo táctico o apuntamos a jugar con la figura central de un enganche que siempre vaya al frente; un equipo que fabrique juego asociado donde se destaquen las paredes, las gambetas y el “potrero”?

¿Qué ha pasado con los referentes futbolísticos y comunicacionales de nuestro fútbol que no plantean estas cuestiones centrales en los caminos de la búsqueda de una identidad de fútbol nacional para luego nutrir a nuestro seleccionado?

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