jueves, 1 de septiembre de 2011

Candela: Medios de comunicación mercenarios y el peor final!

El peor de los finales tuvo la historia de Candela.

Es aberrante, monstruoso, inescrupuloso, horrible, impactante; todos los calificativos no alcanzan para describir la tragedia.

El nivel de mediatización alcanzado fue muy grande pues, prácticamente, no hubo argentino alguno que ignorara el caso.

Pero además, existió un mundo de intencionalidades con el objetivo de colgarle la víctima a alguien.

Pensemos en lo siguiente: sólo bastó una intención política opositora al Gobierno Nacional y una cantidad innumerable de medios para, no sólo difundir una información, sino construirla de acuerdo a esos intereses; cada vez más evidentes. Así; las imágenes, testimonios, reflexiones de los “especialistas”, desfilaron por canales como TN, C5N, Crónica TV, los informativos monopólicos de Canal 13 y el resto de los medios.

A esto, hay que sumarle los titulares de Clarín y La Nación (cada vez más coincidentes ideológicamente).

Hace uno días, el protagonismo se lo llevaron las diferentes redes sociales como Facebook en donde se pedía por la aparición con vida de la pequeña y de esta manera, la convulsión se agigantó.

Luego, tendremos que preguntarnos: ¿Sirvieron de algo las movidas de los foros o realmente enturbiaron las investigaciones? ¿Este tipo de movilización, responde a alguna motivación formulada desde las empresas periodísticas en cuestión? ¿Alguien se considera imperturbable a las manifestaciones masivas que bajan como tormenta de piedra desde los noticieros hegemónicos?

Ahora los periodistas evaluarán todo; el papel del Estado, el de la policía, de la familia, de los jueces, los fiscales; pero seguramente, no se pondrán en juicio ellos mismos. No existirá una autocrítica por haber difundido informaciones que tal vez mantenían al tanto de las actividades de la policía a los captores y hasta contribuyeron con el terrible desenlace.



Mientras tanto, los mismos medios de comunicación hacen leña del árbol caído, el papel que desempeñan es miserable. Sin el menor pudor exhiben las caras del dolor, analizan lo obvio, reparten culpas sin fundamentos y narran sus crónicas con un tono de voz muy parecido a la satisfacción.

Se comportan como mercenarios por un punto más de rating y la concreción del sueño de responsabilizar al Gobierno nacional.

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